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lunes, 8 de agosto de 2011

DE LA VIDA POLÍTICA. XXI. De los fondos y gastos reservados.

Se habrá percatado desde pequeño que el país es un barril sin fondo. La guita diaria que entra es incalculable y de manejo incomprensible.


         El voleo y el tanteo son las principales cualidades de los Ministros de Economía. Pragmáticos sin igual.
         Gracias a estas increíbles entradas la clase política tiene la posibilidad de generar increíbles gastos. El desparramo dineral es fenomenal e inagotable.
         Entre otros destinos su dieta, la de los gastos reservados y demás cuitas que usted puede inferir.


         Los políticos han decidido ganar bastante. Tan bastante que a los ciudadanos no les conviene saberlo. Y si necesariamente hay que decirlo, los ingresos a comentar son solamente los blancos. Lo negro, gris o azul cobalto será ocultado para mejor convivencia.
         Lo blanco se llamará dieta. Lo gris pasajes en avión, chóferes, viáticos, representaciones. Lo negro gastos reservados. En general son tercios de cada color.


         Pero no tire manteca al techo cuando vea los montos, porque tanto entra, pero tanto sale. Muchísimo. Por eso las previsiones. Los gastos que se le vienen se escriben con mayúscula.
         El primer exprimidor es el partido. Diezmo y algo más. Luego vivir separado de la familia es un gasto doble, salvo que a su mujer la haya acomodado de Diputada o Secretaria. Los regalitos que tendrá que hacer, lícitos e ilícitos, son muchos. En sus pagos tendrá que ir tirando unos pesos para mantener la llama prendida si quiere que le ayuden en las próximas elecciones.


         También tendrá que ir haciendo un ahorro. Parte para la próxima campaña que son costosísimas y a veces por más que vienen fondos de arriba, vienen a destiempo. Y además hay que ahorrar por si, inesperada y sorpresivamente, no somos reelectos.
         De modo que no se preocupe por los que no entienden que lo que gana no es mucho. Siempre lo van a putear un poquito porque gana demasiado, porque usted esto o aquello, que los jubilados se mueren de hambre o no tienen ni para remedios como si usted pudiera solucionar los despelotes que armaron los que lo precedieron. Animo y cara de piedra.


         Si bien los que lo precedieron no se ocuparon para nada de los jubilados, cosa que usted no tiene la culpa, si  han puesto un gran empeño, esfuerzo y preocupación por saber de dónde sacar los fondos necesarios para que usted tenga ingresos razonables. Fueron en este sentido inmaculados. Perfección casi mecánica.
         No llore si tiene que poner hasta que duela. Recuerde a la Madre Teresa. Puede inventar algo para esquivar el bulto, pero no será perdonado si no pone donde esperan que ponga.


         Si no quiere poner lo suyo invente subsidios. Y empieza a repartir subsidios. No… no usted no! Ponga otro entre usted y el que lo recibe. El “otro” de su máxima. Máxima confianza. Entrega veinte le devuelven diez. Espero entienda que todos quedan más que contentos. Los subsidios no se devuelven.
         Si llega a tener el poder de concesionar puede acomodar muy bien los ingresos. Las concesiones se deben facturar convenientemente. Perdón dije “facturar” pero no se le ocurra extender ni factura ni recibo. Es figurativa la expresión. Nunca nada escrito. Nunca teléfono. Nunca en la oficina donde lo filman. Lleve el candidato a negociar en calzoncillo a la pileta, al sauna bien llenito de vapor o al mar en Cariló.
         Al partido debe tirarle pero como no saben cuánto le tiraron a usted manéjelo a su criterio. Tampoco sea tan agarrado. Siempre perfil bajo, la lengua quieta y las orejas bien grandes.