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miércoles, 20 de julio de 2011

DE LA VIDA POLITICA. I. La organización.

No hay organización sin desorden. Únicamente con mucho barullo puede un partido acertar en una dirección electoral, potable para la mayoría. La confusión genera votos.
         La dirección del movimiento la debe llevar adelante el más desvergonzado y optimista. Salvo en las alianzas donde siempre habrá más de dos que nunca se pondrán de acuerdo, o si lo hacen únicamente será hasta después del acto electoral.
         Los discursos preelectorales deben ser variados. Aún de un mismo tema. Debe recordarse que los discursos son coptadores de voluntades, y cuánto más variados mayor posibilidad de recolección. Siempre habrá alguien a quien le caiga bien.
         Nunca trate de ordenar el barullo. Ya habrá tiempo para ello. Por lo menos hasta después de las elecciones. Después se  verá como se puede aniquilar al amigo de ayer y enemigo de hoy.
         Es importante que esté preparado para los momentos post electorales. Muy preparado. Porque todos se creen dueños del éxito y usted puede ser que ya no haga más falta. Ya sabe usted cuántos casos hay.
         Debe advertir que primero hablarán entre líneas. Luego con indirectas. Mas adelante harán algo que le moleste, luego que le irrite y al final por si no se dio por enterado que no lo quieren más, lo expulsarán como a una porquería.
         Estos momentos son de mucho cuidado donde uno ganará y otro perderá. Los ganadores tendrán razón. De modo que trate de no estar como perdedor porque se convertirá en un misántropo.
         En caso de que así ocurra acepte que no es más nada. Ni fú ni fá. Ruegue en todo caso de que alguno de los que lo votó alguna vez lo recuerde con cariño. Porque de los que ayudó, olvídese.
         Por ello la organización deberá tener la menor  entidad posible. Cuando una estructura se fragmenta hay lugar para todos. Cuando se consolida solamente hay lugar para uno.