Si usted llega a la posibilidad de acompañar al Presidente en un viaje ha ocurrido un milagro político. Pasó de un absurdo e hipotético candidato a legislador. Y de legislador a político de rango internacional. Para no creer.
Si esto ocurriera, si lo invitaran a acompañar al señor o señora Presidente debe ser bastante precavido. Ocurre, a veces, que alguien más importante que usted se cola a último momento y lo dejan afuera. Y como no es cuestión de discutir ni enojarse no haga mucho barullo de que va a viajar en el avión presidencial. Por lo menos espere a estar sentado y carreteando. Ahora seguramente ya no lo van a bajar.
Entonces respire tranquilo, retome aire de suficiencia, sonría a derecha e izquierda y antes del decolaje llame a Dios y María Santísima y agradezca.
Como un gusano su metamorfosis ha sido completa. Ahora es un mariposón que vuela!
La sensación de volar entre tanta gente importante es casi indescriptible. Y usted es uno de ellos! Para no creer.
Lo esperan con pompa, alfombras rojas, flores, bandas militares… Pero a usted no amigo! Al Presidente. No se confunda al llegar. Usted va a tener que esperar al último, cuando ya no quede nadie para bajar del avión. Y agradezca si no tiene que limpiar y juntar todo lo que los demás tiraron.
Si el vuelo es sereno, entre wischacho y aperitivo que va y viene, haga el esfuerzo de recordarlo a Juancho. Como que Juancho?… el que vivía a la vuelta de su casa y le ayudaba con las pegatinas y el reparto de panfletos. Y también un brindis por los millones que no conoce y le están pagando estos placeres.
Pero recordar y agradecer tantos benefactores no significa ni pálidas ni remordimientos. Nada de eso por favor. Simplemente un pensamiento positivo hacia ellos que han hecho su vida tan fantástica. Lo han elegido a usted para representarlos y si bien ahora está disfrutando también convengamos que es un sacrificio. Podría estar cómodo en su camita, sin cambios de horarios, en calzoncillos y sin saco y corbata…
Bañarse antes de embarcar. Desodorante a mano. Manos abajo. Es posible que transpire de emoción o calor y no conviene incomodar a nadie.
Valija grande y de marca. Con rueditas. Pero de ida lleve solo un par de calzoncillos, un cepillo de dientes, una camisa y nada más. Llévela vacía para poder traerla llena. A su regreso en la Aduana nadie mira nada. Salvo que se llame Antonini que fue fichado involuntaria e tontamente.
Las comitivas, como en la que usted ahora es parte, son numerosas. No para impresionar porque no son bien vistas, sino que son todos favores que se están devolviendo con estos viajecitos. De modo que controle sus humos.
Este viaje, y si logra enganchar algún otro más, le permitirá ampliar su criterio político, entender la importancia de que el Presidente siempre tiene razón, y aprender que significan tantos tenedores, cuchillos y vasos en la recepciones oficiales. Ya va a aprender no se preocupe.
Sin embargo no se deprima si llega a Zurich y percibe que estando en el centro del universo nadie da dos mangos por usted y además no se puede comunicar con nadie porque todos hablan ingles.
Ponga cara sonriente y no abra la boca. En general en estos viajes conviene tomar actitud equidistante, rendir pleitesía solamente a quienes pueden tener poder, y estar sobrio. El ambiente es medio místico.
Y cuando llegue de nuevo al país trate de aprender el idioma que todos hablan. No creo que pueda más de uno, pero si cree que le da la capacidad intelectual para otro más, trate de aprender chino o mandarín que por allí está el futuro y nadie sabe hablarlo. Así tendrá más probabilidades de viajar a Medio Oriente. Su profesora de idioma debe ser hermosa o vistosa de modo que si no logra aprender por lo menos se distrae un poco mirándola.
Bueno, tampoco quedarse callado todo el tiempo. Pero no abra la boca si no sabe. Nunca diga por ejemplo que lindo que se ve de aquí arriba, o alabe el Océano Pacífico y están volando sobre el Atlántico. De geografía me parece que también va a necesitar alguna lección.
Si se porta bien, si no mete la pata en nada durante todo el viaje, si no se puso pesado con nadie, si logra el difícil equilibrio entre pasar desapercibido pero ser notado, es probable que lo vuelvan a invitar.
Tenga en cuenta que el entorno presidencial es la “elite”, e integrarla lo proyecta al infinito. Es una gran ventaja. Pero por supuesto tiene vuelto. Algo le van a pedir amigo y no dude en darlo. Ceda y viaje.